Corta y precisa...
Hola, más de 365 días sin escribir, pero por esta vía, porque sigo teniendo mi libreta donde anoto todo lo que se me ocurre en el momento o de mis qué haceres. En esta oportunidad no vengo con una historia larga, más bien, seré lo más breve posible.
Las personas no cambian por una discusión o una situación en específico, las personas no se refugian en una almohada con una cobija y llena de envases de comida y dulces a propósito, TODO, ABSOLUTAMENTE TODO tiene un trasfondo.
"Todos somos malos, pero algunos son perversos", fue la frase que me marcó en 4to año un profesor, y aunque en ese entonces la entendía, no fue sino hasta algunos meses atrás que comprendí el trasfondo.
No importa lo menor o mayor que seas de edad, importa es lo que expreses, lo que pienses y tu percepción de la vida; es acentuar cabeza y pedir disculpas cuando es necesario, cuando se arruina una amistad, una noviazgo, etc, cuando uno es quien comete los errores, uno cara baja va y dice "lo siento".
Pero no, jamás pasó, porque que la "víctima" lo pida y el "victimario" lo haga después del suceso, no es una disculpa sincera, es solo para salir del paso.
A esa deslealtad, se le suman tres eventos seguidos COVID de familiares + depresión de una de mis mejores amigas, fue cuando caí en cuenta que estaba por explotar. Dos semanas, porque las conté, me duchaba y me sentaba en el piso mientras caía el agua en la espalda y solo lloraba por largos ratos; además de eso, llegué a salir al cuarto con la toalla puesta y así mismo me dormía. SÍ, mojada, sin ganas de nada, me acostaba en la cama a seguir llorando y me preguntaba más de una vez si lo que yo estaba pasando lo merecía.
Luego entendí que hay cosas mucho peores que la mía...
¿Cómo me recuperé? No me recuperé, solo me puse una máscara para seguir viendo lo que me rodeaba, Más de una persona me aconsejó salir de ese circulo dañino que me lastimaba, pero yo por cumplir, siempre estuve presente y nunca puse una mala cara, nunca tuve un mal gesto, porque al final del día, mi cobija y mis dulces fueron mi refugio.
Les aseguró que más de una vez trate de enderezarme, pero no fue fácil, casi imposible hasta ahora.
Pero ya luego les contaré todo lo que sucedió para llegar a esta decisión, a este nuevo rumbo.


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